jueves, 26 de febrero de 2009

Desequilibrio


Por qué me asusta tanto una hoja en blanco? Es que acaso me gana el miedo de no poder detenerme... De que se me haga demasiado tarde, y realmente no pueda contener la lluvia de mi cuerpo... Será mi infantil deseo de hacer caso omiso al desgarrador impulso de desangrarme sobre este lienzo... Pues este carmesí prefiere el negro... Y yo tratando de escapar a lo inevitable, de tocar fondo, triturar mis huesos, desatar un río... Ahogar esos besos embalados en papel de plata, en nubes frías y gotas amargas.
Este fútil intento de catarsis, no esconde mi intención de preservar tu sagrada ausencia.
Pecadora.
Pecadora.

Y qué si cuento los días en los que amanezco vacía?
Y qué si regodearme en esta inmundicia es lo más humano que poseo?
Pecadora.
Pecadora.

Aquel cielo de día doce de algún mes que me acariciaba las pestañas, hoy escupe cuchillas manchadas (de vos)
Piel, aroma, respiración, agitación, desesperación, gula, calor, fuego, sangre, saliva, sexo.
Pecadora.
Pecadora.

y correr, correr y correr, hasta colapsar hecha un ovillo... Tu viento no agita mis prados, mis tierras han muerto de sequía
El hambre azota mi piel, salvajes noches muerden mis brazos
Añoro tus labios en carne viva, tu ocaso desteñido, y sábanas malhumoradas...
Pecadora.
Pecadora.

Profanar el sacrosanto aposento de tu ausencia
Redención, alivio divino, piel rasgada... Gemidos...

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